Saturno, el segundo planeta más grande del sistema solar, podría perder lo que lo hace único: sus espectaculares anillos. Un estudio reciente publicado en la revista Icarus reveló que estas estructuras de hielo y roca se están desintegrando mucho más rápido de lo que se pensaba.

Según la investigación, los anillos podrían desaparecer por completo en un plazo de entre 100 y 300 millones de años, la misma estimación que hoy utiliza la NASA para describir el fenómeno. Aunque esa cifra parece lejana para los humanos, en la escala del universo es apenas un suspiro: el sistema solar tiene más de 4.500 millones de años y se espera que perdure por miles de millones más.

La “lluvia de anillos”

El proceso responsable de esta desaparición es conocido como ring rain (lluvia de anillos). Se trata de partículas de hielo y polvo que, al cargarse eléctricamente, son arrastradas por el poderoso campo magnético de Saturno y precipitan sobre su atmósfera.

La NASA estima que esta lluvia equivale a perder miles de litros de agua por segundo. El científico James O’Donoghue, que lideró la investigación, lo graficó con una metáfora sorprendente: “Es como llenar una piscina olímpica cada media hora con el material que cae desde los anillos hacia Saturno”.

El fenómeno no actúa solo: los micrometeoritos que impactan sobre los anillos contribuyen a arrastrar más material hacia el planeta, acelerando el proceso de erosión.

Cassini, la clave para medir el fin

Si bien las primeras estimaciones surgieron con los datos de las sondas Pioneer y Voyager, fue la misión Cassini (2004-2017) la que permitió medir con precisión la magnitud del fenómeno. A partir de sus observaciones, los astrónomos confirmaron que los anillos son estructuras relativamente jóvenes y efímeras.

El estudio en Icarus concluye que su duración restante estaría en la escala de 15 a 400 millones de años, aunque el rango más aceptado sigue siendo de 100 a 300 millones. Lo cierto es que, aunque en tiempos humanos su final parezca lejano, en el calendario cósmico Saturno ya comenzó la cuenta regresiva para perder su rasgo más deslumbrante.